La regla primera de cualquier deporte, es vivirlo apasionadamente. Si bien no está escrita, está plasmada desde el barrio. Si no disfrutas, en la vida como en la cancha, no es posible desempeñarte en plenitud. Situación imperante agregada al talento requerido para practicar nuestro hermoso deporte.
La Pasión debe ir acompañada de intensidad, de lucha, de ingenio, de creatividad, siempre de manera profesional y ética. Siempre buscando la victoria pues es lo único que realmente vale. Los ganadores son recordados siempre y podrán sentarse en la mesa de los genios. Los que pasan por ahí y no marcan una diferencia son olvidados, dejados a un lado como aquellos que de cerca vieron el paso triunfal de los ganadores.
La adrenalina que la Redonda genera desde la preparación de un partido puede cambiar al mundo. La pasión que se de desenfrena al ver rodar el balón, incrementa las fuerzas, los ánimos cambian, los sentidos se agudizan y el cuerpo resiste lo que sea. Esta pasión que hoy nos levanta y nos mueve, es la misma que nos deja devastados ante la derrota. Es esa fuerza increíble que increpa al individuo a intentar lo que el genio puede hacer con un don nato. Esa pasión que hace al genio realizar magia e intentar con cada molécula de su ser ganar al rival.
La pasión no analiza ni se detiene en el individuo, si es alto o bajo, zurdo o diestro, si sabe qué hacer con la redonda o sólo se la saca de encima, la pasión es esa marea que avasalla al individuo, que lo hace más olvidando sus limitantes, es la fuerza que mueve gradas y banderas, que ayuda a tener el espectáculo completo, de la grada al césped, de este a las voces de los entrenadores, de ellos a los oídos de los jugadores y ahí en ese instante que los mismos futbolistas se contagian de la pasión, el instinto de cada cual ejerce en plenitud.
Esa pasión que marca la diferencia entre quien lo vive pleno y emocionante y quien solamente ve pasar esos momentos inolvidables con el rabillo del ojo. Esa misma pasión que nos levanta al caer, y que nos deja seguir, mejor dicho, que nos impulsa y obliga a marcar la diferencia.
Esa pasión que define al que llora y sufre con el equipo, que ensalza al que gana y festeja, que se reclama en el grito potente de gol y la piña hecha para festejarlo, esa increíble fuerza que mueve montañas… Y no sólo las mueve, las hace temblar, las lleva de un lado a otro haciendo que el movimiento de la Tierra sea al ritmo mismo de La Redonda, esa Redonda que no falla, esa Redonda que mueve al mundo con el motor más potente, enfurecido por los ánimos de jugadores y seguidores, enaltecido por el dulce sabor de la victoria… es motor llamado: Pasión.
@Pa10minho