El 13 es un número peculiar, místico y a veces tomado como algo maligno. Ayer fue uno de esos días con mezcla de todas esas descripciones. El 13 de mayo de 2012 será un día recordado, añorado y a la vez muy triste.
Todo tiene un inicio y un final, es algo natural y como todo ciclo normal, la vida en las canchas de varios de mis ídolos de juventud (sobre todo los italianos) han llegado a su fin, u otros emigran de sus equipos de casi toda la vida a otros de menor nombre para terminar sus carreras. Las lesiones y la edad sólo apresuraron que varios de ellos colgaran las botas y dijeran adiós.
Dejó el Milan un estandarte de lo que es el italiano completo, de esa garra, ese coraje. Rinho Gattuso es la viva imagen de esa entrega y amor propio por conseguir los objetivos personales y grupales en nombre de un escudo. Era la entrega y compromiso italianos en una barbuda forma. Portó el brazalete de capitano después de mucho tiempo de no hacerlo en su último partido en un club donde estuvo 13 años y que, después de Paolo y Pippo, era un estandarte del AC Milan. Nada mejor que la narración de Ricardo Ortiz de ESPN para resumir la esencia del 8 rossonero, en el último partido ante Novara: «Y no podía (Gattuso) irse sin una falta… una buena falta (y justo ahí pitó el referee el final del partido)»
De este equipo este fin de semana también se retiraron: Zambrotta, Nesta y uno de los bombarderos europeos de los últimos 15 años: Pippo Inzagui. El último gol que anotó el exJuve resume su carrera: un delantero letal, capaz de meter cuantos goles quería, desde cualquier perfil y de mil y un maneras (digamos un Raúl torpe). El día 13 se despidió del futbol y todo San Siro gritó y lloró su gol (un servidor también)… y su compañero de la Juve, el grande Del Piero también decía adiós a la ciudad de Turín.
Un grande, un símbolo del equipo más poderoso de Italia (¡que ya es decir!) que salió aplaudido por todo Juventus Stadium y donde muchos lloraron. El gran Alex siempre mostró categoría en cualquier cancha que pisó. Muestra de ello fue mi gol favorito de Alex, aquel que calificó a la azzurri a la final de la Copa Mundial del 2006 contra Alemania y donde Italia se hizo de su cuarto campeonato mundial.
Otro grande que se fue Van Gool, el del Málaga se despidió, víctima de lesiones que sólo nos privaron de su técnica y clase mundial. Campeón en las ligas más importantes, sólo le faltó jugar en Italia. Ruud siempre será ovacionado en Old Trafford cada vez que aprezca por allá en amistosos futuros.
Alea jacta est!
PD: Ciao Paolo! No te merecías la despedida tan insulsa de hace un año, pero aún así eres uno de los mejores de la historia. Ciao Puntiricchio