Cuando la liga española dejó de televisarse en ESPN, no tenía más que escuchar el futbol español por el radio (estaciones 900 o 730 de AM en la ciudad de Puebla) y ahí entendí la importancia de que alguien te describa lo que pasa en un campo de juego. Sobre todo entendí a mis ancestros cuando prendían su imaginación y asociaban las palabras con imágenes en su cabeza.

Me tocó vivir en México, en un país de habla hispana, el ombligo económico de América, donde el impacto de muchas actividades y personas derivan directamente de esta ubicación geográfica.

En este país hemos tenido narradores especiales (Fernando Marcos, Emilio Fernando Alonso, Roberto Guerrero Ayala), narradores cajetas (Martinolli, Luis García, Jorge Campos) y las mierdas comerciales de Televisa (se salvan los Toño Moreno que narran los partidos de los Pumas, pues sí saben de futbol).

Pero en la TV por cable también hay  narradores de todo: los totos de TVC (que nomás hechan relajo), los aburridos de ESPN (Procuna le hecha ganas, pero aguántate a José Ramón Fdz., el asesinable Fernando Schwartz) y los aburridísimos y televisos de FOX (sólo se salva Gustavo Mendoza). Muy pocos mexicanos se salvan: Roberto Gómez Junco, sin duda, es el mejor analista del futbol local.

Pero casi todos los extranjeros que nos han tocado escuchar narrar son de calidad, son conocedores y son maestros de escuelas narrativas.

Luis Omar Tapia, Fernando Palomo, Ricardo Ortiz (el jefe de jefes, narrador original de ESPN desde antes que se fundara PSN), Eduardo Biscayart, Diego Balado… con esos 5 tenemos a los mejores narradores y analistas del futbol mundial, que salieron de ESPN, por cierto.

¿Las palabras y la pasión no son importantes? Con los nombres que acabo de exponer, tu decides la importancia de la narración de los partidos.

 

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