Javier Hernández  Balcázar se ha caracterizado por ser un tipo fuera de serie.  Atentos a la sentencia: Fuera de Serie.  Lo único que tiene en común con el concepto clásico de depredador de área es el gol.

No es un jugador lleno de talento técnico, pocas veces se entiende el actuar táctico, es más como un niño desaforado persiguiendo el balón por doquier.  Corre donde va el balón y busca tenerlo aunque sea unas milésimas de segundo para hacer contacto de cualquier tipo para buscar la portería contraria.

Es un tipo fuera de serie, insisto.  El jugador mexicano común y corriente que se fabricaba sufrió la rotura del molde con Javier Hernández Balcázar.  Simplemente la técnica depurada en una pierna o la otra no la tiene, sabe usar ambas; ¿cabezazo demoledor con colocación milimétrica? ¡No!, cabecea con lo que pueda, y el balón entra a veces sonriendo, a veces llorando y muchas veces dando risa… pero ¡ENTRA!.

Acostumbrados a buscar al mesías Azteca, al dotado de clase y talento técnico, (que generalmente el jugador mexicano no tiene), a ese tipo erguido que antes de tener el balón sepa qué hacer con el mismo, a ese crack mundial que competirá con EL argentino, los brasileños, algunos italianos, un par de españoles y aquél portugués por el puesto del número uno en el mundo nos llega directo desde Guadalajara un tipo que pareciera tener desarticulaciones en el cuerpo, que los ligamentos fueran para usarse al revés, que las cosas fáciles nunca le salen, entre más piruetas, giros y casi fracturas de tobillos pueda generar, es mejor para anotar ese gol raro, poco ortodoxo y en gran punto generador de risas y sonrisas: hoy tenemos como máximo exponente mexicano al Chicharito.  Ese tipo simpático, de buena pinta que no pierde, o por lo menos no ha perdido, el piso.  Que es familiar y que dentro de las odiosas comparaciones no se parece en nada a los otros cracks que pisan suelo europeo y que siempre parece estar dispuesto para vestir la verde, para aguantar banca, para usar sus minutos de forma inteligente: ¡busca el balón y anota!, que es un ídolo en Manchester, que el público lo hizo parte de su corazón en el primer año y que hoy aplaude cada machincuepa que da con tal de correr eufórico a festejar con esos ingleses duros que al tono de Chicharito se ponen el sombrero de charro.

Es el mejor futbolista que hoy tenemos, no es el mejor futbolista de la historia, ni el más pensante, ni el más talentoso, pero si el mejor futbolista, el que entiende bien su función y que sabe que juega para y por el equipo, que si debe anotar lo hará y que si debe pasar, ya lo ha entendido.  Ese nueve intenso que hacía falta.  Ese centro delantero que hoy llena el espacio que siempre estuvo abierto en la Selección, que en el Manchester llegaba como un sucesor de Ole Gunna Solskjaer, el sustituto efectivo y que se convirtió en comparsa de Wazza y que hoy se hace parte del tridente con Robin y Wayne.

Dejemos que haga su trabajo, un día lo inflamos y al otro día lo crucificamos, queremos que resuelva solo un funcionamiento de equipo.  Queremos que anote como lo hace en Manchester, ligera diferencia: aquí en México no tiene a Rooney, ni a Van Persie, ni a Scholes, ni a ningún compañero del United.  Aquí debe batallar con las canchas y con los “compañeros”, y aún más… debe callar a aquellos periodistas y críticos “conocedores” que solo esperan cualquier tropiezo para condenar al futbolista.

El tipo hace su trabajo y lo hace bien, el mundial pasado me preguntaba un amigo si lo pondría de titular y le dije: ¡Por supuesto! Es un tipo que tiene todo para ser el nueve de México.  Me contestó mi amigo: Yo lo llevaría poco a poco, llevarlo al mundial y enseñarle de que se trata esto.

Nos quejamos de la falta de oportunidades para los mexicanos, sale cualquier tipo de petardo y a esos si les dan chances y ¿a tipos como Javier de repente había que esperar a que se fogueara? ¡POR FAVOR!

Hoy sonrío sólo de saber que confié en Javier, que hoy la razón me dice que debió jugar el mundial  sudafricano de titular.

Hoy confío en ese jugador fuera de serie que nos llevará, junto con otros veintidós mas, a buscar algo más que los límites absurdos del quinto partido.  Que nos llevarán a buscar competir y demostrar que México puede hacer algo más que ser comparsa de grandes competencias y ganador de trofeos que no llevan un seguimiento después del logro.

¡Hoy confío en el Chicharito!

@Pa10minho

chicharito