Entre rojos te veas y el día del partido vistas alternativo para que el otro muestre su color en esplendor. Manchester United y Liverpool tienen una de las más grandes rivalidades conocidas en cuanto a Clásicos mundiales.
Bien seas Red Devil o sólo Red, el Clásico se vive intensamente los noventa minutos más el agregado. Siempre el fútbol inglés se distingue por la gran pasión vivida dentro y fuera del terreno de juego, y el partido que hoy nos da de que hablar no es la excepción.
La sede es Old Trafford.
Un cuadro embalado, moviéndose a un ritmo parejo, atacando fuertemente con sus referentes. Teniendo un técnico hecho al tamaño del club y un club que se mueve a los deseos del técnico, se veía un juego práctico, fuerte, con mucha idea, a pesar que los nombres han cambiado pero no las funciones. Hace tiempo vimos a Paul Scholes hacer y deshacer la media cancha de los Red Devils, hoy se muestra Tom Cleverley como una gran opción de recambio. Los laterales cubiertos por juventud y experiencia, la parte central de la defensa y el campo copada de tipos experimentados y duros. Los volantes haciendo surcos por los costados para dar opciones al centro delantero, hoy día holandés y de gran efectividad.
Del otro lado, un equipo vestido de negro, con más dudas que seguridades, con su capitán latiendo fuerte en medio campo pero con el cambio generacional realizado medio forzado y un poco antes de tiempo. Quedan algunos de la vieja guardia, pero la mayoría son de la nueva, la mayoría no saben plenamente lo que es jamás caminar solo. El gran Stevie G los lleva, los inculca, hace de tutor e inspiración, busca que se sientan tranquilos y sin la responsabilidad y el peso que su escudo significa, ese escudo que él solo puede cargar. En la portería la moneda al aire constante, el acierto y error de un arquero español que es más entretenimiento fuera de cancha que arquero determinado en el área. Un tipo latino, uruguayo, rápido, veloz, quisquilloso siempre, y que lamentablemente para él, se ha ganado retractores por todos lados. Es incisivo pero su historial lo ha marcado.
El partido siempre alternado en posesión de balón, oportunidades pocas, muy constipado el medio campo. Los Devils proponiendo y los Reds deteniendo, aguantando a confirmar su estancia en la cancha.
Aparece Robin, un centro raso de Patrice que coloca de primera intención en el fondo de la red.
Después del gol, muchos dimes y diretes en ambas puertas, mucha intensidad y el partido sigue transcurriendo. Cae el segundo gol, dudoso fuera de lugar sin querer queriendo, diría El Chavo, centro a segundo poste, Patrice nuevamente en la acción, remata hacia el centro y Nemanja sin saber le cambia el destino, por debajo de la axila de Pepe el balón se cuela. Parece sentencia plena, nadie contaba con el recién comprado e ingresado Sturridge.
Los Reds tiran de fuera del área, raso, fuerte, colocado, David se estira al máximo y detiene… no lo suficiente y el balón queda ahí, rodando, aparece Daniel y la empuja, en cuestión de minutos vuelve a estar abierto el juego.
Las emociones siguen, se va consumiendo el reloj y los Reds atacan con más intención de empatar, los Devils están aguantando el marcador, entran defensas a cubrir espacios, se arma mejor la parte defensiva del equipo local.
Un par de minutos más para cerrar el juego y los líderes serían más líderes que hace noventa, y los erráticos Reds no serán tan erráticos como antes del partido. La verdad está clara, no juegan mal, necesitan más oportunidades de gol y hacerlas, es todo.
Emocionante es y más apasionante el transcurso de los minutos de este partido. Clásicos así, siempre se deben vivir y jugar. ¡SIEMPRE!
@Pa10minho