La derrota con un marcador tan abultado de cuatro goles por cero para un campeón de la talla del Barcelona parecía una masacre en territorio teutón, una burla que sólo podría ser borrada con una venganza similar en el mismo lugar y contra el mismo equipo, pero eso hasta el momento es incierto. Esta derrota en contra del Bayern Munich fue causa de un sinfín de risas de aquellos que no gustan del juego o de la organización del Barcelona, principalmente aquellos que gustan del Real Madrid, y fueron esas risas, sin que alguien lo esperara, lo mismo que escupir para arriba.

El partido del Borusia Dortmund contra el Real Madrid parecía un excelente escenario para que los españoles revindicaran la calidad con la que están hechos, era un partido en el que podría marcarse la diferencia de un juego de miedo como fue el del Barcelona contra un juego de poder, de entrega y pasión como se esperaba del Real Madrid. Era el momento para demostrar que la «mejor liga del mundo» representada por uno de los dos grandes de la liga española se podía imponer a un equipo alemán que términos de historia, afición y campeonato, era menor al que estaba invadiendo su cancha.

Los madridistas, tanto los de la cancha como los de la tribuna, estaban confiados en que se obtendría un marcador positivo desde un empate con goles hasta un triunfo apretado, pero triunfo al fin, y con esto demostrar la diferencia entre el fútbol de los blancos y blaugranas.  La historia se fue escribiendo con el gol del Madrid, y esto dio confianza para pensar que el pronóstico estaba en trámite.  Sin embargo, Lewandowski comenzó a tirar los pronósticos. 

El Madrid no se dio cuenta que después de su empate cayó el segundo gol para firmar la ventaja y los Merengues no lo creían, vino el tercero y los blancos no sabían a qué estaban jugando, pero al llegar el cuarto gol, se cerró la partida y el Madrid pedía a gritos que pararan la masacre que venía, y al sonar el silbatazo final parecían agradecer al árbitro, por haberlos salvado. Hasta el momento no saben qué es lo que pasó en esa pesadilla, no pueden explicar si fue la estrategia, si fueron los cambios, si fue la actitud de los jugadores o si fue el mismo Mourinho el causante de la derrota.

Silencio es el que deben guardar los equipos españoles que representan a la «mejor liga del mundo», desde la tribuna hasta los jugadores tendrán que guardar discreción en sus comentarios, en sus triunfos sobre equipos españoles que no son competencia, ya que para limpiar las derrotas que ambos recibieron de los alemanes habrá que suceder dos cosas: o que la Virgen de la Macarena les haga el milagrito de ganar por cinco goles a cero, o esperar a que la historia los vuelva a poner en el mismo lugar, en la misma cancha y con el mismo equipo para derrotarlos de la misma manera en que los humillaron en el pasado.

 @sergioalanrojas

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