El día de ayer vimos una exhibición total por parte del Bayern Munich, simplemente monstruoso el fútbol que desplegaron. Hubo demasiada especulación sobre el partido y como tal, el juego, no decepcionó.
Llegaban como un choque de maquinarias espléndidamente capacitadas, bueno, en el papel era eso… en la realidad, un equipo entonado, encarrilado, fuerte, potente, preciso, apabullante y del otro lado otro que debía ser lo mismo pero que los últimos partidos han dejado ver un cansancio mental y físico que preocupa. Dicen algunos que era parte del fin de ciclo, ese mismo fin de ciclo que se ha nombrado varias veces ya en los últimos dos años y que como obra de un mago poderoso se termina con una goleada monumental al siguiente juego.
El equipo alemán llegó goleando y destrozando rivales en Liga y Copa, con sus jugadores plenos y a tope, sólo se perderían el juego por sanción unos pocos. El equipo culé llegó abogando a la memoria fresca y ávida de fútbol de sus tropas, intentaron volver a tener esa máquina que ha sido la referencia los últimos cinco años, pero no… simplemente no era su realidad.
El cuadro blaugrana llegaba urgido de encontrar soluciones a dudas constantes de un año futbolístico que si bien va a terminar con una Liga ganada, no encontró esa variante y esos jugadores plenos que representaran la reciente historia en cada partido. Varios jugadores que sobraron demasiado y que se cansaron de recibir oportunidades sin aprovecharlas, otros tantos que urgía tuvieran juego y que el entrenador no los quiso poner. Nombres sobran, puesto que cada quien podrá aprobar o recriminar al jugador de su elección, sin embargo, lo que se ve no se juzga… un equipo dañado en el estima de saber que si cae un gol es fácil recibir otro, jugadores jóvenes que urgen recibir oportunidades y otros más que ya han dado su señal de partida.
Los BÁVAROS, sí, con mayúsculas, demostraron tener una idea clara de fútbol. La semilla que Louis puso y que Jupp ha sabido regar y cuidar, hoy es una planta devoradora. Un portero seguro, joven, sobrio; defensa impasable, dependiendo del rival jugaban a la fuerza o a la velocidad; un medio campo que se hizo de grandioso a poderoso con la llegada de Javi Martínez, Bastian recorría sólo todo el medio cubriendo espaldas a diestra y siniestra, hoy se reparten la función y se ve la media cancha muniqués sólida como roca; delanteros de fuerza, velocidad, punzantes, goleadores, totales; en pocas palabras, una plantilla de campeonato.
Ayer, los catalanes, jugaron diferente… quisieron tener el balón, arriba del sesenta por ciento otra vez, pero sin daño, tenerlo para hacer nada con el balón es lo mismo que no tenerlo. Pensaron que si tenían el balón, los muniqueses no tendrían oportunidad de hacer daño, lo que no contaban era la contundencia de los bávaros con poco tiempo de balón, treinta y siete por ciento, quince oportunidades de gol y cuatro pepinos en la canasta.
Es una loza muy pesada para la vuelta, no sólo en el marcador, sino anímicamente: Llegar como aspirante al título y salir derrotado por un gigante destroza rivales, es demasiado. Los viejos podrán decir que se puede remontar, los jóvenes dirán que la ilusión vive, ciertamente, los que tienen la última palabra serán los alemanes. Si ellos deciden cuidar el marcador, situación totalmente dudable, podrá haber partido en la vuelta; si deciden ir a matar, se podría acabar la eliminatoria definitivamente y provocar resultado de escándalo antes de finalizar el primer tiempo.
Sin duda, esperamos que sea un gran y enorme partido, con dos equipos brindados a dar todo por su escudo, y no como ayer, que sólo uno jugó y se divirtió, el otro quedó con muchas, demasiadas dudas muy obvias.
De estos dos gigantes que estaban citados ayer, sólo uno se presentó con todas sus credenciales, sólo uno vivió el partido dentro de la cancha y sólo uno demostró que, de llegar a la final, hay un candidato con un alto porcentaje de efectividad para ganar La Orejona.
@pa10minho