Después de hablar del significado del juego y la pasión por el mismo, hay que hablar de algo que se ha perdido al pasar el tiempo. Se ha cambiado el significado de portar una bandera, tanto en talento como en los colores. Se ha ido dejando atrás la Identidad.
La Identidad en el más puro sentido filosófico significa: “la relación que toda entidad mantiene sólo consigo misma”, y hablemos de la identidad futbolística que va desde la forma de jugar hasta el sentido de pertenencia de un futbolista con una ciudad, un club, una razón de ver el juego.
Hay equipos que tienen desde su nacimiento una bandera determinada, una forma de pensar, una filosofía de vida, una psicología en el juego, un conjunto de cualidades y defectos que los hacen ser ellos mismos.
Habrá que definir quién es quién en el mundo del fútbol desde su identidad, una sola palabra que marca de quien estamos hablando. Demarcar en un club el señorío de siempre, la humildad de sus componentes, la fortaleza física, la forma de jugar, los que merecen vestir la camiseta, esos que hacen rodar a la Redonda de manera natural, porque son uno solo con su club, con su ciudad, con su equipo.
No es imperativo nacer en el club para hacerse estandarte del mismo, aunque será siempre más sencillo hablar de genios eternos que vistieron siempre los mismos colores. Particularmente no me parece lo mejor ver a aquellos que visten varias camisetas en su carrera y besan todos y cada uno de los escudos que portan, que son peregrinos y que pueden sentir lo mismo por el uno que por el otro.
Hoy hablo de aquellos que son fieles a su juego y su escudo, de genios eternos como el “arquitecto” Xavier Hernández, alguna vez apodado el Profesor X, con su juego hace circular al FC Barcelona en los tiempos más turbios y hoy, en los momentos más dulces. Aunado a su juego de siempre, su actitud, su fidelidad a la esencia que los ha hecho famoso podemos contemplar y admirar al Eterno Paolo, siempre elegante, siempre fino, no importaba si por derecha o por izquierda, siempre jugando igual. Otro tipo que no falla nunca es “Il Trattore”, enorme capitán del Internazionale di Milano, siempre da todo, pareciera que se retira al final del partido y lleva más de 15 años al más alto nivel, Javier que bien podría ser confundido con Kal El, por el físico y fortaleza. La fuerza y velocidad de Cristiano Ronaldo lo tendrán siempre como aquel tipo casi cibernético destroza rivales, músculo puro y potencia en plenitud. Leo Messi y su genialidad constante, ese constante desequilibrio que lo hacen de otro mundo. Don Andrés y su gran talento técnico que pareciera jugar en cámara lenta cuando todos corren a toda velocidad. No olvidar a Alessandro quien ha realizado la historia eterna de la Vecchia Signora con base en su talento y fútbol, un goleador que no es de goleador de cuna, un enganche hecho a los espacios mínimos que solo él sabe explotar. Hablo de estos monstruos pegados al talento. En algunos casos hechos uno con un escudo.
Cuando además de plenitud en esencia futbolística, viene una playera tatuada al pecho, se incrementa el valor histórico del jugador: Paolo Maldini, entra nuevamente, desde 1985 hasta 2009 vistiendo de Diavolo, ese capitán elegante y formal que no dudaba en manchar el uniforme yendo al suelo para disputar cuanto balón vio de cerca; que podríamos decir de “Il Pupone” el Gran “Capitano” ese gladiador romano traído a nuestro tiempo, técnicamente puro, elegante e italiano pleno, con la Loba tatuada por todos lados, es innegable pensar Roma y adjuntar el nombre Francesco; una melena que dio el salto de calidad por su actitud guerrera y raudal, Carles y la senyera que siempre lo acompaña.
Aunque no me gusta ver que un tipo clave en un equipo deje el club para enrolarse la casaca rival, siempre habrá excepciones: para comenzar, Lucho “El primer Galáctico”, a pesar del dolor culé que dejó al cruzar la acera, hay que aceptar que fue fiel a su futbol, no importando el escudo, siempre fue ese rapaz volante, casi extremo de vieja escuela, por las bandas que viajaba a gran velocidad poniendo goles casi hechos o haciéndolos; el Monje Francés, Harry Potter le llamabamos que cambió las rayas por el uniforme pulcro, haciendo del 5 merengue un número de referencia moderna, que con una volea increíble hizo volar a los blancos con una Orejona más para sus vitrinas; Zlatan, muy a pesar de las barbaridades que ha promulgado en medio de la calentura de los tiempos fuera de cancha, ha dejado huella buena y mala en los 3 grandes de Italia, como pocos, pasó por la Juve, el Inter y el Milan, dejando imagen plena de su gran futbol; Il Codino, fue el gran y eterno enamorado de la Madonina, jugando para ambos dejó clara huella de ser inmortal; Stevie G, nombrado como el quinto Beatle y alguien que seguramente nunca caminará solo y así podría seguir hablando de varios que aunados a su talento y club dejaron marca inmortal de la esencia e identidad que los ha hecho Leyendas.
Punto y aparte, acercándose al punto final, debo nombrar a, quien para su servidor, es el más grande delantero centro que jamás observé, admiré e idolatré, Ronaldo Luiz Nazario De Lima, único jugador por quien grité todos y cada uno de sus goles no importando la playera que portaba, y miren que pasó por dos de los clubes que no quiero ver ni en pintura, se vistió de blanco y rossoneri cuando lo había visto gritar goles como blaugrana y neroazurri. Ver esos goles, para mí, fue una pesadilla de ensueño. El más grande argumento que tuvo en todos sus pasos: su futbol, sus goles, siempre fiel a su identidad, goleador, depredador, siempre él, siempre sonriente, siempre Eterno, Pra sempre O Fenómeno.
@Pa10minho