Hablar de Carlos Vela es sinónimo de inestabilidad, de desesperación, de cinismo pero también de un don nato; sin lugar a dudas, “El Bombardero” vive su mejor etapa de futbolista en un momento que ni sus máximos defensores, ni él mismo, esperábamos.
El oriundo de Quintana Roo es el sinónimo perfecto a los adjetivos previamente mencionados y a muchos más; después de tantos años, “Carlitos” dejó de pensar en lo que pudo ser para convencerse de lo que realmente es: el mejor futbolista mexicano de la actualidad.
Las actuaciones de Vela con la Real Sociedad han proyectado tanto su carrera como el despegue del equipo de San Sebastián de una manera escandalosa; las formas del mexicano han sido tan precisas que en los últimos meses, tanto propios como extraños (y “villa melones”), lo han atiborrado de honores que siempre le han pertenecido y que él mismo dejó de lado para claudicar en un mar de desparpajos, aventuras bochornosas y entornos ridículos acordes a su incipiente edad y su endeble mentalidad.
La actualidad de Carlos Vela es otra, figura como máximo goleador de su equipo, virtuoso asistente y puntual en el dibujo táctico de Montanier, un tipo que ha cumplido de manera cabal con el Arsenal, con Carlos y con su propia afición, principal beneficiado del momento que viven los donostiarras en lo futbolístico, en lo anímico y en lo mental.
La repercusión mediática hace mella de la buena, con justa razón, en la carrera de Vela; sus cualidades jamás puestas en duda se han vuelto en el tópico semanal y por fin hemos dejado de llamarle en diminutivo al que dejó de ser promesa para cumplir con su obligatorio papel de realidad.
Carlos quiere ir a Londres y su convocatoria comienza a tomar tintes de justicia entre el ámbito futbolístico; tanto prensa, como jugadores y técnicos, se relamen los bigotes de imaginar lo que el mexicano podría lograr en la justa olímpica de Agosto (y yo también) pero antes de eso, habrá que analizar si se conforma con el hoy o se mantiene en el mañana con excelso nivel que, afortunadamente, le pertenece.
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