Pasan y pasan los años y los resultados siempre son los mismos, las cuentas las hacemos diferentes, los sumandos son brillantes, pero obtenemos el mismo mediocre y pobre resultado, ¿Por qué?

Sencillamente los procesos no tienen final.  Cada que es posible se inicia un proceso con bombos y platillos, con un nuevo general al mando, con renovación marcada de jugadores, todos al estilo del nuevo y flamante entrenador. ¿Y?

Hemos visto pasarpor el banquillo azteca a grandes técnicos y a uno que otro pedante petardo que nunca se retiró y sigue viviendo de su fama como futbolista y no hablo del Diego, la gran mayoría, con más pena que gloria.  Han sabido darle renombre a México en una etapa y en la siguiente inmediata, el equipo se cae a pedazos y se mantiene de la nada.

Hoy veo a dos generaciones sub diecisiete Campeones del Mundo, las fuerzas básicas de los equipos de primera división llenas de jugadores de gran nivel, otra generación rescatada que jugará olímpicos en aproximadamente un mes: todos estos grandes futbolistas, perdidos en el camino o con rumbo incierto.

De la primera generación “dorada”, no hay mote más despreciable, hoy solo quedan vestigios de ese equipo de muchachos que hicieron soñar con demasiado al pueblo mexicano.  Si bien resultan cuatro o cinco jugadores de esos procesos, el indiscutiblemente famoso Javier “Chicharito” Hernández, el fiestero Giovani Dos Santos, el caprichoso Carlos Vela, el tímido Héctor Moreno y me parece que podemos parar de contar los que hoy han alcanzado carreras aceptables internacionalmente.  Algunos más han tenido carreras en territorio nacional de muy buena calidad, solo les falta algún agente atento que los mande a Europa, estos casos: Adrián Aldrete, enorme defensor lateral por izquierda que ataca tan bien como defiende y que ha tenido que aguantar el quedarse en el Fútbol Mexicano; Edgar Andrade, enorme talento técnico que ha tenido algunas lesiones que lo han retrasado en su progreso, sin duda de los más constantes; Jorge Hernández, mediocampista que va paso a paso evolucionando como ese gran contención que puede aportar demasiado equilibrio al equipo nacional.

Algunos que se han quedado con los centavos en la mano para cambiar el peso son: Omar Esparza, César Villaluz y Ever Guzmán, estos tres tuvieron el camino pintado para andar a la gloria y decidieron ir de rodillas y jugando al “gallo gallina”.

Hay otros tantos más que jamás pudieron con la etiqueta de promesas: Efraín Juárez, eterna promesa sin argumentos, se vendió como si fuera la reencarnación de Cafú y ahora regresa más barato que unas espinilleras piratas, si algo bueno tenía es que corría todo el partido, sin sentido, pero corría; Enrique Esqueda, que algún entrenador extasiado por la contaminación y la falta de oxígeno en el cerebro tildó de crack, ¡lo que hubo que escuchar!; el “Torito” Silva que no pasó de anotar dos golazos en un Clásico y hasta ahí; los demás han sido los de menoslos de menos rendimiento y proyección.

Aclaro que mi mención sobre Javier Hernández es porque él estuvo en todos los procesos hasta el último momento donde Jesús Ramírez decidió, oportunamente, que debía quedarse fuera del Mundial, gracias a esa decisión, el tipo creció enormidades hasta ser el delantero que hoy día es.

La segunda generación juvenil Campeona del Mundo ha ido quedando en el olvido, de no ser por los pocos minutos que tienen Fierro y Bueno y los múltiples rumores que los situaban en Inglaterra, de los demás pocas oportunidades han tenido de destacar.  Algunos entrenadores dicen que hay que llevarlos “paso a paso” mentando madres a diestra y siniestra y ahogándolos en el banquillo.

Esos procesos que se han roto y que hoy deberían tener un equipo nacional no mayor a los veinticinco años repleto de gran talento técnico y calidad, nos dejan una amarga realidad donde, como cada cuatro años, seguiremos buscando identidad y fuerza futbolística en los veteranos, apoyándonos en lo que fueron tipos como Márquez, Salcido, Blanco, Suárez, Campos y todos aquellos que hicieron diferencia en su tiempo pero que hoy son referente visual de un futbolista en etapa decreciente.

La apuesta por el presente con las herramientas que realmente tenemos debiera ser otra, tantos futbolistas de donde hacer un equipo competitivo y siempre terminan llamando a los mismos.

En mi caso, muy optimista, propongo un plantel para el mundial de Brasil con los siguientes futbolistas: Guillermo Ochoa, Severo Meza, Hiram Mier, Héctor Moreno, Miguel Ponce, Héctor Herrera, Diego Reyes, Andrés Guardado, Javier Aquino, Javier Hernández, Marco Fabián, Aldo De Nigris, José Antonio Rodríguez, Néstor Vidrio, Raúl Jiménez, Jesús Zavala, Cándido Ramírez, Giovani Dos Santos, Jonathan Dos Santos, Jonathan Orozco, Iván Estrada, Carlos Fierro y Marco Bueno.   A mi entender, si hubiesen tenido el adecuado proceso, hoy tendríamos un panorama parecido a mi propuesta y no tantas dudas con porteros, que si los delanteros no la meten, y ahora a quien llamamos y Oribe es la solución, y tantas dudas deprimentes que se han generado por una planeación de la misma calidad.

En fin, esperemos que estos tristes y rotos procesos no sigan cerrando los caminos de los ya, varios, talentosos futbolistas mexicanos.

@Pa10minho

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